lunes, 30 de enero de 2012

No quería que dejara de abrazarme estaba muy bien así, pero estos momentos algún día se tienen que acabar.
-          ¿Sabes algún sitio tranquilo donde podamos ir?
Se me dibujo una sonrisa en el rostro, sin decirle nada más, le cogí de la mano y me lo lleve a los Acantilados. Tardamos un tiempo en llegar, pero los dos íbamos muy bien. Seguíamos agarrados de las manos y yo con su chaqueta todavía puesta. Al final llegamos. Se quedó alucinado. Allí ya no hacia tanto frio y me quité su chaqueta, junto con los tacones y me dirigí un poco más a la punta de los acantilados. Me cogió del brazo para evitar que lo hiciera pero yo le puse una cara con la que entendió que no se preocupara. Seguí caminando hasta llegar al borde. Él hizo lo mismo y se colocó detrás de mí. Si alguien más hubiera estado allí, pensaría que estábamos juntos. Pero no había nadie así que eso no me preocupaba. Acabamos los dos sentados, apoyados en las rocas. Mi cabeza está apoyada en su hombro y los dos nos quedamos observando la vista hasta que:
-          Este es mi lugar preferido, me gusta porque nunca hay nadie. Es un secreto, ¿me lo guardaras?
-          Claro.- me encantaban sus sonrisas.
Nuestras miradas se cruzaron. Sus ojos verdes se posaron en los míos marrones, hasta que al final nuestros labios se rozaron. Nos besamos. Este fue corto, lo interrumpió Alex:
-          Perdona yo…
-          ¿Por qué te disculpas?
Acaricié su mejilla sonrojada y le besé. Este beso fue más intenso que el anterior. Me estaba empezando a quedar dormida, eran más de las tres de la mañana. Alex me ayudó a levantarme y fuimos los dos bien agarrados hasta mi casa. No queríamos hacer mucho ruido, seguramente Dimitri y Casandra estarían durmiendo. Y tenían razón. Cada uno  nos fuimos a nuestras respectivas habitaciones. Para darme las buenas noches, Alex me dio un beso en la mejilla.
Cuando cerré la puerta fui rápidamente a tumbarme a la cama y pensar en todo lo que había pasado. Estaba muy contenta. Aunque pensé en lo de Blake… pero rápidamente cambie a Alex. En todo lo que nos pasó. No me dio tiempo de pensar en mucho más ya que me dormí en diez minutos.

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