lunes, 30 de enero de 2012

Capítol 12


Mientras bajaba la escalera, observe que Alex ya estaba abajo. Llevaba un traje de su padre. Lo reconocía bien. La chaqueta negra, con corbata azul que resaltaba sus ojos, aunque fueran de color verde intenso, eran muy bonitos. Cuando me vio puso cara de alucinado. Nunca me había visto así.
-          Estas muy…
-          Gracias.- le interrumpí con una sonrisa. Él me contestó con otra.
-          ¿Os llevo?- apareció Dimitri detrás de Alex.
Me despedí de Casandra y nos fuimos al garaje, esta vez cogimos el coche más grande, el que impresionaba más. El camino no se hizo largo, estuvimos hablando de muchas cosas que teníamos en común. Con el podía hablar libremente si temer a lo que pensara, porque pensaba igual que yo.
Llegamos a nuestro destino. Antes de salir del coche, ya se veían las luces de colores y el conjunto de gente que había bailando y bebiendo.
-          Tener cuidado.-Fueron las últimas palabras de Dimitri hacia nosotros.
Salimos del coche, cogí a Alex del brazo y entramos a la vez. La gente se quedaba alucinada cuando nos veía pasar. Seguramente a partir de ahora saldría en todos los temas de conversación de la noche. Me daba igual. Dejé a Alex en la barra y fui a buscar a S. La encontré estaba con Harry y Blake. Fui a buscar a Alex y nos dirigimos al reservado que tenia siempre S en su fiesta. Hablamos, bebimos, hablamos, seguimos bebiendo. Alex se adaptó muy bien a nosotros. Ya le dije yo que los ricos no éramos como pensaba, o es que él en el fondo se siente un poco rico. Mientras pensaba esto Blake se fue acercando hasta mí, finalmente logró cogerme y me hizo salir del reservado y me llevo a la terraza.
-          ¿Qué quieres Blake?- se lo pregunte de forma pesada ya que no me caía muy bien.
Se giró hacia mí i me empezó a besar. Yo no quería pero me tenia agarradas las manos y lo único que podía decir era: PARA BLAKE, ¡PARA! Era inútil, él seguía y seguía. Estaba frustrada de que no pudiera hacer más. Hasta que apareció Alex como un héroe.
-          ¡Déjala imbécil!-le metió tal puñetazo que empezó a sangrarle la nariz.- Venga, nos vamos.- me cogió de la mano y salimos de la fiesta. S venía detrás, me pare un segundo, se lo expliqué y me dejo ir tranquila.
En la callé Alex me dejo su chaqueta y me cogió del hombro. Estaba en shock. Y Alex lo notó. Nos paramos y me dijo:
-          ¿Estás bien?
-          Si, gracias a ti, si.- Me abrazó muy fuerte y al oído me dijo: Nunca dejare que te pase nada. En ese momento mi mundo dejó de rodar, y el tiempo para mí, se había parado. 

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