viernes, 2 de marzo de 2012

10

Cuando llegué, Clary me estaba esperando.
-          ¿Cómo ha ido?- me dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-          ¡Muy bien! ¿Tu sabias algo verdad?
-          ¿Yo?-miró hacia otro lado-que va.
-          Ya claro.
-          Pues si, Amaia me lo comentó y yo le dije que tu podías ser la cantante, por eso té obligué a cantar en la fiesta.
-          Me lo imaginaba, muchas gracias.
-          Te dije que te ayudaría a a conseguirlo-me guiñó el ojo- tenemos la cena en la cocina.
Teníamos comida china. Le pregunté que había hecho esta tarde, me dijo que había ido a dar una vuelta con antiguos compañeros de colegio. Me explicó que ella vivía aquí, pero que sus padres le obligaron irse y ahora que ha vuelto quiere volver con sus amigos. Además, la compañía de teatro le había ofrecido un trabajito aquí. Cuando acabamos mi teléfono sonó, era mi madre. Seguramente habría acabado de trabajar y por casualidad se habría acordado de mí.
-          Hola, mamá.
-          Hija yo…
-          Tranquila-tenía en mente arreglar las cosas- no te preocupes está todo bien.
-          Mi intención no era esa.
-          Me lo imagino, en serio, ya está todo arreglado. Este fin de semana iré a veros.-se me escaparon unas lagrimas al pensar en lo que hice el ultimo día que la vi.
-          De acuerdo, iré a buscar a tu hermana al campamento.
-          Vale, pues nos vemos el sábado.
-          Si.
Colgamos y finalmente lloré, pensando en todas las cosas que me habían pasado. En ese momento Clary se acercó a mí y me abrazó. Me dijo que estaba allí para lo que necesitara y se lo conté todo. Lo de papá, lo de mamá y lo de Mónica.
-          Tranquila-me decía acariciándome el pelo-todo cambiará.
No  me dijo nada más, nos quedamos un rato más así, hasta que me calmé. Me acompañó a la habitación y se quedó a mi lado hasta que me dormí. Desde lo de Mónica, no había tenido a nadie que hiciera esas cosas por mí. Me di cuenta de que Clary si que era una buena amiga, que ella me cuidaría, y que siempre lo aria.
Al día siguiente le di las gracias, ella con otra de sus sonrisas dijo que no hacía falta. En ese momento la llamaron.
-          Hola.
-          Clary, soy Amaia, ¿puedes ir a tomar algo? Dile a Julia si quiere venir.
-          De acuerdo, iremos-no me había dejado decidir.
-          A las doce en el Javi.
-          Vale, nos vemos allí, besos.
-          Besos.
No desayunamos, faltaba media hora para las doce, el tiempo justo. Fuimos en metro, la parada estaba un poco lejos del bar. 

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