viernes, 9 de marzo de 2012

13

Este fin de semana lo pasé con mi familia, celebrando mi cumpleaños. Por fin, mi madre y yo aviamos arreglado nuestros problemas y había conseguido que cambiara y que estuviera más por mi hermana pequeña. Esta estaba muy contenta con el campamento i ahora se iba de colonias con las mismas personas. Al final, este verano no se aburrirá tanto como pensaba.
Volví a Barcelona. Me tocaba ponerme a trabajar en una tienda de ropa. Me encantaba porqué tenían la ropa que a mí me gustaba y por ser trabajadora me hacían descuento, a si que a cualquier cosa que me gustaba, me la guardaba para mí. Clary también se puso a trabajar, pero ella en un bar, en la misma calle donde estaba mi tienda. Todos los días volvíamos juntas a casa y nos quedábamos viendo una película. Amaia i Iván vivían felices. En los ensayos se pasaban media hora juntos y los teníamos que separar. Clary ya no podía venir, porque su trabajo se lo impedía, así que Oscar se ofrecía a acompañarme a casa. No tenía nada mejor que hacer y como su padre era uno de los jefes que dirigían el metro, lo tenía gratis, y podía viajar todo lo que quisiera. En esos viajes aprendimos muchas cosas el uno del otro. Algunas buenas y otras que deseas no saber. Pero nos lo pasábamos bien. Mario, al contrario, era más solitario, no solía hablar con nadie, solo intervenía ni no le gustaba alguno de nuestros tratos, que eran la mayoría. Un día Iván llegó muy contento al ensayo y nos dijo:
-          ¡Os he conseguido una actuación!
-          Perdona- se oyó una voz detrás suyo - pero la he conseguido yo.
-          ¡Clary!- gritaron todos.
-          Veréis, el bar en el que trabajo están buscando un grupo que vaya a tocar una noche a la semana y yo le prepuse a mi jefe que fuerais vosotros, me dije que os daría una oportunidad pero si la fastidias os quedáis sin ella.
-          No lo harán- dijo Iván.
-          Eso ya lo sé – respondió Clary.
Nos pasamos toda la tarde ensayando como nunca, teníamos una actuación, y era dentro de dos días. Ese día fue el primero que vi a Mario sonreír, alegrarse por una cosa del grupo. Me sorprendí bastante. A la vuelta le dije a Clary que acompañaba a Oscar, después de todo, él me había acompañado todo los días. Él se negó rotundamente, pero no pudo evitarlo. De viaje en metro eran diez minutos hasta su casa, hablábamos de cómo seria, el primer dia en un “escenario” delante de público… ya me estaba poniendo nerviosa.
-          No te preocupes, todo irá bien.
-          Eso no lo dudo, pero… eso de estar delante de la gente y cantar, no se me da bien.
-          ¿Cómo? ¿Eres la cantante de un grupo y tienes miedo escénico?
-          Puede, pero tranquilo que yo saldré ahí y lo daré todo.
La conversación se dio por acabada cuando el tren anuncio la parada de Oscar. Nos despedimos con un abrazo, yo estaba nerviosa, aunque intenté que no lo pareciera. Eso de cantar en público, no era lo mío, desde pequeñita que en las actuaciones yo siempre estaba detrás, eso si salía. Pero una cosa tengo muy clara, voy a salir y a darlo todo.

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