miércoles, 14 de marzo de 2012

16

Este capítulo se lo dedico a una amiga mia, ella ya sabe porque, que lo disfrutes Loca! que por cierto mañana hacemos 2 años! (:



Llegamos al local. Cuando me disponía a entrar, Oscar me agarró del brazo.
-          Julia, tú sientes algo por mi?
-          Puede…- respondí sin pensármelo.
-          ¿No hace falta que yo por ti sí, no?- entonces se acercó a mí y me besó. No me dio tiempo a cerrar los ojos, me pilló por sorpresa. – Entonces, ¿quieres intentar algo conmigo?
-          N, N, No, No sé.- y me fui para dentro, me quedé descolocada. Era la primera vez que un chico me hacia eso…
Dentro me esperaba Amaia, me acompañó para cambiarme. En ese momento, borré todo de mi memoria y me centré en la actuación. Me cambie, el conjunto era este: http://www.polyvore.com/cgi/set?id=45108635
-          ¿Te pasa algo?
-          No, no.
Aunque le dijera eso, sabía que no se quedaría tranquila, porque sabía que me pasaba algo, pero tocaba empezar. A mí me entraban los nervios y para colmo, vi a Oscar. Me fui corriendo al baño. Me siguieron los del grupo.
-          ¡Julia! ¡Que tenemos que actuar!- decía Mario.
-          ¡Déjala!- chilló Oscar.
-          Julia… si no quieres, no pasa nada, pero, hemos llegado hasta aquí y creo que nos merecemos esto, somos buenos.
En ese momento salí, dispuesta a todo lo que ocurriera. Amaia me abrazó y sin soltarme, fuimos al pequeño escenario del bar musical. Los focos nos señalaban, no había escapatoria. A Iván se le veía tranquilo y Clary cruzaba los dedos. Mucha gente dependía de mí y yo no los iba a decepcionar. Cogí el micro y cante como nunca lo había hecho, con una naturalidad espectacular. No parecía yo. No era yo. El bar alucinó al escucharnos, se levantaron y nos aplaudían, les encantamos. Mis compañeros estaban muy contentos y disfrutaban haciéndolo y yo, estaba igual.
Al acabar, la gente pedía más canciones, pero era tarde y nos teníamos que ir. Clary corrió a abrazarme.
-          Lo habéis echo muy bien- me dijo al oído.
Luego se fue a felicitar a los demás, junto con Iván que ya estaba “sobando” a Amaia. En ese momento me dirigí a donde nos habíamos cambiado y me miré al espejo. Llevaba los ojos negros, del rímel y del eyeliner. Los labios llevaban de color rojo sangre. Me solté el pelo, que tenia recogido en dos trenzas. Y me quedé mirándome. Había cambiado desde que había llegado. Ya sabía que pasaría, pero no tan, de repente. De un día para otro había conocido a Clary, la cual, en un día, se convirtió en mi mejor amiga. Luego estuvo lo del grupo, que congeniamos enseguida y ahora lo de Oscar. Alucinaba conmigo misma.

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