jueves, 12 de abril de 2012

31


Lo último que me quedaba hacer era hablar con Mario. Eso si que podía ser difícil, con el temperamento que tiene… pensé. Antes de eso, fui a casa a dejar las cosas, había ido todo el día con la maleta encima. No había nadie en casa. Seguramente que Clary estaría ahora en el trabajo tonteando con Javi. Entré en mi habitación. Estaba mejor de lo que la deje. Seguramente ella habría entrado a arreglarla, como normalmente hacía. Deshice mi maleta, lo dejé todo en orden y me cambié de ropa. Finalmente llamé a Mario.
-          ¿Julia?
-          Si.
-          ¿Por qué te has ido?
-          Sht. Tengo que hablar contigo. ¿Puedes quedar?
-          Depende de lo urgente que sea- dijo tonteando.
-          En media hora delante del local.
-          Allí estaré.
Le dije media hora, no porque tardaba eso en llegar, sino porque quería pensar bien lo que iba a decir, hacer, etc. Sin darme cuenta, llegué al local. Estaba tan ocupada pensando en todo eso, que no me había dado cuenta de que ya había llegado sin tener ninguna solución. Patético. Suerte que todavía no había llegado él. Aunque no tardó ni 2 minutos. Al verle, fui corriendo hacia él, le abracé y finalmente le besé con todas mis fuerzas. Sentí como al principio de sorprendió, pero después me siguió y me rodeo con sus brazos por la cintura. Nos apartamos y nos quedamos mirando a los ojos.
-          Esta vez no te dejaré ir.
-          Esta vez no me equivocaré- le dije.
-          ¿Esta segura?
-          ¡Por supuesto!- le dije seguido de otro de mis besos apasionados. Esta vez, él me levanto en el aire, como en las películas esas que a mí no me gustaban, pero ahora, sin darme cuenta, eran mi vida. 


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