(En el pueblo de Julia)
No podía esperar más. Lo sentía mucho por mi madre y mi hermana. Mi intención había sido ir a pasar unos días, pero, ahora que me había decidido, tenía que actuar. Me despedí de ellas y me volví a Barcelona. Miré mi móvil, tenia 8 mensajes de Clary y 12 llamas perdidas de ella y de… ¿Mario? Me sorprendió. Llamé a Clary.
- Hola.
- ¿Dónde has estado? ¿Por qué no me dijiste nada?¿Que….
- Tranquila- la interrumpí- es una historia larga, la cuestión es que estoy volviendo, llegare en media hora y te lo contaré todo.
- Ok. Estábamos todos muy preocupados.
- ¿Pero no leíste mi nota?
- Sí, pero no me fie mucho. Jajajaja.
- Eres de lo que no hay.
- Eso intento.
- Te dejo, hasta dentro de media hora en la estación
- Allí nos vemos.
Al acabar, quería llamar a Mario, pero no encontré el valor para hacerlo. Lo que si debía hacer era hablar con Oscar. No lo localizaba. Decidí ir a buscarle donde trabajaba al salir de la estación.
Cuando llegué una persona vino corriendo a abrazarme, era Clary.
- No lo vuelvas a hacer- me dijo muy flojito a mi oído.
Fuimos al bar de la rambla. Se lo conté todo, todo. Se quedó parada, no se hubiera imaginado eso de mí.
- La verdad, es que no es culpa tuya, aunque, desde un principio, se lo tendrías que haber dicho a Oscar.
- Lo sé, pero… no pude.
- No te preocupes, lo entenderá.
- Y si no es así, no pasa nada, porque la culpa es mía y no soy quien como para rogarle que no se enfades- sonreí falsamente. Clary me acompañó.
Cuando acabamos, le dije que tenía que ir a buscar a Oscar. Ella me quería acompañar, pero no creí oportuno que lo hiciera. Nos despedimos por un tiempo, ya que vivíamos en el mismo piso.
Y allí estaba, agachado arreglando el coche. Trabajaba con su padre, en un taller de coches. Me daba vergüenza acercarme, por suerte él me vio y vino hacía mí.
- ¿Por qué te fuiste?- me dijo, sin ningún rastro de efusividad en su rostro.
- Veras yo… no podemos seguir… me gusta otro.
- Lo sé. Es Mario ¿verdad?
- ¿Si como lo sabes?- le dije indignada y sorprendida.
- Se notaba, además, él ayer me dijo cada cosa que me lo imaginé.
- Yo, lo siento mucho, no era mi intención- dije con lagrimas a punto de salir.
- Ey, no llores, que no pasa nada. Si te digo la verdad, si a mí se me hubiera presentado la oportunidad de… ya sabes.- me guiñó el ojo, yo le empujé y los dos nos reímos a carcajadas.
- Entonces, ¿Amigos?
- Pues claro- y nos abrazamos.
Todo ocurrió mejor de lo que pensaba. Quedamos esta noche para cenar ya que quería estar también con Clary y ver como se había quedado. Siempre se chinchaban pero se lo pasaban muy bien juntos.
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